Son muchas las solicitudes, llámense quejas, reclamaciones o sugerencias, que se han presentado al Ayuntamiento de Leganés desde que se percibió que la apertura de la Avenida de Brasil iba a ser un conjunto latente de peligros, perjuicios y molestias.
Las contestaciones brillan por su ausencia.
El silencio es la principal arma que una Administración Pública puede utilizar para desorientar al ciudadano y, atribulado, obligarle a dejar correr sus peticiones.
Desde 1992 se ha pretendido como objetivo básico de toda Administración que los ciudadanos obtengan respuesta expresa a sus peticiones y, sobre todo, que la obtengan en el plazo establecido.
El silencio de la Administración supone que ésta no atiende eficazmente y con la celeridad debida las funciones para las que se ha organizado.
El Ayuntamiento de Leganés no contesta a las solicitudes de los vecinos de la Avenida de Brasil, y ello debería provocar una reflexión profunda por parte de los gestores del mismo.
Los ciudadanos tenemos derecho a reclamar y la Administración debe contestar; el Ayuntamiento de Leganés parece estar fuera de esta premisa básica de nuestro Estado de Derecho.
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